DÍA SÉPTIMO

Por la señal de la Santa Cruz…

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser vos quien sois me pesa de haberos ofendido, y propongo firmemente la enmienda y nunca más pecar; y espero que, por vuestro infinito amor, me daréis la gracia para que así lo haga.
Amén.

Oración para todos los día

¡Jesús Nazareno, divino Redentor!
Postrado a tus pies, venero tu pasión y esa tu imagen, y te doy gracias por haber permitido que te atasen las manos para llevarte al sacrificio; que te coronasen de espinas, ofreciéndonos de tus heridas fuentes inagotables de consuelo; y que, después de haber sido flagelado y despreciado por tu pueblo, te cargaran la cruz a cuestas y te condujesen al suplicio. Por estas penas y dolores, te ruego, Señor, me concedas una fe viva para reconocerte como mi Dios, una esperanza firme, apoyada sólo en ti, y una caridad verdadera, con que te ame sobre todas las cosas, y ame a mis prójimos, viéndote en ellos a ti. Te lo pido, Señor, Jesús, que vives y reinas von el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del Evangelio según S. Lucas (Lc 23, 8-12)

<<Herodes se alegró mucho de ver a Jesús. Hacía tiempo que tenía ganas de verlo, por lo que oía de él, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero él no respondió. Los Sumos sacerdotes y los letrados estaban allí, insistiendo en sus acusaciones. Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y burlas, y, echándole encima un vestido espléndido, lo remitió a Pilatos. Aquel día Herodes y Pilatos establecieron buenas relaciones, pues hasta entonces estaban enemistados>>.
Palabra de Dios

Oración para el Séptimo día

¡Santísimo Hijo de Dios, que, hecho hombre para salvar al hombre, te viste menospreciado por Herodes, flagelado por los servidores de Pilatos y deshonrado al llevar la cruz a cuestas por las calles de Jerusalén. Te suplico, Señor, me des fortaleza de espíritu para valorar tu entrega generosa, fruto de tu amor, de modo que desprecie las vanidades del mundo, me revista de tu gracia, y obtenga de ti lo que te pido en esta novena, si conviene para gloria tuya y salvación de mi alma. Amén.

Petición, jaculatorias y padrenuestros

_ Hágase la petición que se desee alcanzar.
_ Dígase ahora tres veces: Dulcísimo Jesús de mi vida, contra ti pequé, ten piedad y misericordia de mí.
_ Récese un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración final

Amado Jesús, que quisiste entregarte por mí, enseñándome con este ejemplo a dominar mis sentidos, para amarte más y servirte mejor. Te ruego que, si hasta aquí no te he agradecido suficientemente los beneficios que me has hecho, muevas mi corazón al arrepentimiento y perdones mis pecados, por tu divina gracia, alcance una buena muerte y sea feliz por siempre contigo en la gloria celestial.  Amén.